TRISTEmente

Cuando la tristeza te alcanza, perdés fuerza, ves todo negro y podés tener la sensación de que te falta el aire.
Si estás pasando por un momento doloroso seguramente te sentís así. También lo sentís en el cuerpo: un hueco en el pecho, la garganta cerrada, la panza duele y las piernas tambalean.

Al recibir una mala noticia, todo lo que teníamos se cae, se desmorona. Nuestra mente nos hace creer que perdemos todo lo que conseguimos, que no hay un más allá… Pero esto no es así. Es una sensación de vacío generada por el dolor que engaña a tu mente.

Puede que también vengan a tu cabeza preguntas como éstas: ¿Porqué me pasa esto? ¿Porqué a mí? Tenés que saber que es súper normal preguntarte esas cosas, tu mente está tratando de buscar una explicación, porque sentir tanto dolor es inentendible, es injusto… lo malo es que no vas a encontrar respuestas que te conformen; nada va a poder llenar la grieta que se abrió.

¿Cómo se hace entonces para lidiar con la tristeza? Transitándola, no negándola. Sacando para afuera lo que te duele. Llorar es sano, porque nos permite exteriorizar el dolor. Abraza a quien tengas al lado, nunca te quedes solo en un momento así. El amor te mata y el amor te cura: el amor por los demás, de los demás y por uno mismo. Respirá todas las veces que sea necesario, no trates de sentirte bien enseguida.

Si tenés ganas de gritar, golpear o tirar algo, hacélo. Sin lastimarte a vos ni a nadie. Hacé lo que el cuerpo te pide: Descansar, pintar, caminar…

Ojo! No es momento de tomar decisiones. Sería impulsivo, y no vas a pensar con claridad. Es preferible pedir ayuda, delegar, o esperar un poco.

¿Cómo diferenciamos tristeza de depresión? En otro post vamos a hablar más detalladamente de la depresión, pero podemos tomar el tiempo como un referente; Si pasa mucho tiempo, un año o más… y duele como el primer día, tal vez tendrías que consultar, puede que la tristeza se haya convertido en depresión.

Con el tiempo, la angustia o dolor inicial deberían ir tomando otro color, ir transformándose en una añoranza por lo perdido, en una suave tristeza, que ya no duela tanto.

Cuando te sientas triste, además de escuchar tu corazón… intentá conectarte con la realidad. Pensá que siempre hay algo o alguien por quién seguir: un hijo, un nieto, un proyecto o sueño sin cumplir. Pensá en vos: te queda mucho por vivir, equivocarte, amar, llorar.. y volver a intentarlo!

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