No es por ESO que llorás

¿Cuántas veces te sentiste frustrado o te invadieron las lágrimas por no saber cómo seguir?

Descubrir qué es realmente lo que te molesta, puede darte libertad, poder. Llorar cuando estamos tristes es, ante todo, una reacción natural pero esto es apenas la punta del iceberg. ¿Qué hay en lo más profundo? La razón por la cual hoy estás llorando, tiene otra raíz. 

La clave está en entender que el llanto es un síntoma, y lo que hoy te hizo llorar remueve algo más, que está sin resolver. En psicología, decimos que un síntoma es la manifestación del inconsciente, donde se guardan tus miedos y deseos más profundos. 

Los seres humanos tendemos a reprimir ciertas cuestiones que no podemos resolver, intentamos olvidarlas, callarlas o dejarlas a un lado. Sin embargo, eso reprimido siempre vuelve y lo hace en forma sintomática, como por ejemplo: una erupción en la piel, una crisis de llanto o un simple dolor de cabeza. 

Un síntoma se compone de diferentes momentos, no basta un solo hecho. En tu aparato psíquico, lo que comúnmente llamamos “mente”, se van grabando todos los eventos lindos de tu vida y también los que fueron tristes o difíciles. Un evento pasado sin resolver, se reaviva al estar viviendo otro similar o que comparte la misma emoción. 

Entonces, en realidad no estás llorando por eso, te estas descargando con algo o alguien que despierta el mismo sentimiento.

Si lo que te hizo llorar es un nudo que ni vos entendés, ese llanto es la punta del hilo por dónde empezar a desenrollarlo y entender lo que te pasa.  Si lo entendés, podrás manejarlo. Si lo manejas, recuperás el autocontrol.  

¿Qué hacer?  

Primero:  No juzgarte por llorar. Es una forma sana de descargar, de sacar para afuera lo que te molesta. Vivir ese llanto como una oportunidad para entender qué fue realmente lo que te molestó. Podés preguntarte: ¿Qué me faltó? ¿Cómo me hubiese gustado que sea, para no sentirme así?

Segundo: Tratar de entender lo que te pasa hablando con alguien, o con vos mismo. Poner en palabras ayuda a concretar mejor lo que sentimos, y decirlo en voz alta puede ser útil al momento de asociar un hecho con otro. Te va a sorprender lo que tu mente puede asociar, las emociones hacen enredos que no responden a una lógica.

Tercero: Dentro de las posibilidades, encarar e intentar resolver ESO que te molesta o duele. A veces los hechos no se pueden cambiar… pero lo que sentimos sí! 

Ya no podés cambiar lo que pasó, sí podés decidir sentirte de otra manera con respecto a eso. Tenés el poder para sentirte mejor, depende de vos! (Aunque no te olvides de pedir ayuda si no podés con eso)

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