Debo cuidar a mis padres…
¿Como te llevás con el paso del tiempo? A veces puede ser preocupante, angustiante. No estamos nunca lo suficientemente preparados para lo que vendrá, porque simplemente no lo sabemos.
El tiempo es algo tan relativo, tan mágico y tan impredecible que cuando lo miramos, no logramos ver qué ha pasado. Muchas veces nos asombramos y tratamos de darle sentido. El tiempo pasa para todos: para los hijos y para los padres.
De pronto, podés darte cuenta de que tus padres son mayores. O quizá no tanto, pero necesitan ciertos cuidados. ¿Cómo lo sobrellevas?
Es algo muy arraigado en el pensamiento popular sentir que tenés que hacerte cargo: ellos te dieron la vida, te dieron todo y ahora es el momento de pagar esa «deuda». ¿Lo hacés desde el amor o desde el deber? Seguramente vas a contestarme: «ambas». Porque quiero verlos bien, o porque es una forma de devolverles lo que hicieron por mí….
Quiero invitarte a profundizar en algunos aspectos de este tema:
- Si están dependiendo de vos, seguramente no hicieron lo suficiente para llegar a la edad madura de otra forma, por ejemplo: ser más independientes en la toma de decisiones o en las compras, con otra posición económica, o como personas más autónomas.
- En las familias de muchos hermanos, siempre uno (el que vive más cerca, el que tiene más relación o por una cuestión de género incluso) termina «cargando» de más, en comparación a sus pares.
- El Estado no cuenta con jubilaciones igualitarias ni brinda espacios o programas o sistemas de cuidado para los adultos mayores.
Sabiendo todo esto, ¿Cuál es la parte complicada? No está bueno para tu mente, que esto sea un deber o que sientas culpa si no lo hacés o incluso, puedas llegar a pensar que algo malo puede pasarles si no te ocupas de ellos. Esto puede ser chocante o controversial, pero la verdad es que cuando cargamos con un deber, no es amor, es una carga. Cuando no hay elección, es imposición. Cuando no tenés alternativa, te rodea una realidad que no es satisfactoria.
¿Y entonces… qué podemos hacer?
Hacer desde el amor, con libertad y decisión… hasta donde puedas. Y cuando no puedas más, porque sentís que ya te estás descuidando, podes delegar tareas a profesionales (personas que cuidan o acompañan adultos, terapeutas, médicos) o hermanos, familiares. Para esto hay que estar conscientes de cómo estas vos, poder poner limites y aprender a decir que no de buena forma.
Para cuidar bien de otros, primero debes cuidar de vos, en todos los sentidos: emocional, física y mental. Eso te traerá menos carga y más paz.