Los adultos también lloran
De grandes también lloramos, nos sentimos mal y extrañamos la ayuda de mamá. A veces quisiéramos tener a alguien que nos lleve de la mano y que nos diga lo que tenemos que hacer…
¿Porqué pensamos en la adultez como una etapa en la cual tenemos que tener todo resuelto y saber exactamente qué hacer?
En realidad, muchas cosas las vamos resolviendo sobre la marcha. Si bien en la etapa adulta hay ciertas obligaciones que se terminaron (ir al colegio, cumplir con ciertos ritos o compromisos…), lo cierto es que no tenemos siempre todo decidido. ¡Y eso está bien! Tenés el poder de hacer realmente lo que querés hacer, y darte cuenta de qué cosas hacías sólo por costumbre o por mandato.
Entonces; ¿porqué me siento obligado? Porque muchas de esas cuestiones, están en tu cabeza… impuestas desde siempre.: «Cómo debería ser», «Qué se espera de mi»...
Ser un adulto sano implica despejarte de los prejuicios, culpas y mandatos sociales con las que no estás de acuerdo. Es preguntarte qué querés para vos, qué te hace feliz. Aprender a tomar tus propias decisiones puede llevar tiempo: es necesario ejercitar el propio criterio: Decidí esto porque me conviene, porque me hace feliz, porque me gusta, porque es lo que más me beneficia, porque lleva menos esfuerzo…
Por otro lado, sabemos que hacerse cargo de las propias decisiones cuesta tanto… porque, si fracasamos, se siente inmenso. Cuando sos grande no podés decir «fue culpa de los otros, yo no tuve nada que ver». Igual, hay formas de rectificar tus acciones y seguir (Acá y acá te contamos algunas de ellas). Un error puede convertirse en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.
Permitíte como adulto llorar si sentís frustración o impotencia, tomarte un tiempo si lo necesitas, pedirle un espacio a alguien que estaba muy encima tuyo, o pedir ayuda si te faltan fuerzas… y sobre todo, permitíte ser feliz con ganas. No debes rendir cuentas a nadie. Qué gusto eso, ¿no?
Las emociones en la adultez son densas, no son pasajeras.. son para aprender, para masticarlas. Pero lo que tiene de difícil, también lo tiene de interesante. ¿Qué te parece?
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