Hacer terapia no es para locos…

¿Tenés ganas de empezar pero no querés comentarlo con nadie? ¿Creés que lo que te pasa no es tan grave como para hacer terapia?

¿Porqué es un tabú? Personalmente creo que es una cuestión de inseguridad y de pensamiento antiguo.

Como sociedad tenemos asociada la psicología al concepto de locura y a la psiquiatría, porque a principios de siglo XIX la psicología no existía como tal y la psiquiatría solo era pensada para locos. Los centros psiquiátricos eran (y lamentablemente algunos siguen siendo) lugares que reprimían al enfermo, lo encerraban y con chalecos de fuerza le quitaban toda su dignidad. Poco a poco fuimos entendiendo más sobre los trastornos psiquiátricos; y si bien la locura existe y su nombre técnico es «demencia»… la forma de tratarla no es esa.
El objetivo de un tratamiento de salud mental es encontrar la causa de los síntomas, respetando los tiempos y la integridad del paciente.

La consulta psicológica es para todos, no tenés que esperar a sentirte mal o tener algo grave, para consultar. Es una ciencia que se encarga de estudiar y entender el comportamiento humano. El psicólogo al escucharte puede comprender cómo te sentís, qué te genera dolor y cuáles son esas cosas que querés cambiar. Así de simple, sin medicación ni inyecciones… sólo tenés que animarte a hablar de lo que te pasa.

Te propongo responder juntos algunas preguntas:

  • ¿Estás conforme con tu presente? ¿Hay algo que quisieras cambiar?
  • ¿Estás pasando un momento difícil y te gustaría encontrar un nuevo motivo para levantarte cada día?
  • ¿Te invaden momentos de angustia o de rabia? ¿Hay emociones que no podés controlar?
  • ¿Te gustaría llevarte mejor con tu pareja o algún miembro de tu familia?
  • ¿Tenés proyectos a medio terminar?¿Te da miedo o no sabés cómo seguir?

Si respondiste que sí a una o más de estas preguntas… tal vez sería buena idea que pienses en hacer terapia: tomar la decisión de resolver eso en tu vida que no está como quisieras. Es importante estar convencido y ser sincero con vos mismo: sólo reconociendo que hay un problema, podrás indagar en tu mente y resolverlo.

El consultorio psicológico es un lugar donde podés hablar sinceramente de lo que te pasa, es un lugar sólo tuyo.
En una terapia no hay prejuicios, no hay preguntas que no quieras responder, no hay intervenciones sin tu permiso. Es un proceso que respeta tu tiempo y trabaja con el método de asociación libre. ¿Cómo es eso?

En psicoanálisis, el tipo de terapia que yo realizo, utilizamos este método para poder ir enlazando un tema con otro. Nada es dicho al azar y cada palabra cuenta. Sin embargo, no se trata de que vos estés pendiente de ello, al contrario, solo tenés que dejarte llevar y decir lo que pasa por tu mente.

El terapeuta es quien te guiará en ese análisis y te ayudará a ordenar tus pensamientos. No es un amigo, no es un consejero: es alguien de confianza, que no te juzga y que estudió para entenderte: para conocer cómo funciona tu mente, dónde se encuentran esas emociones que no podés controlar. El terapeuta te escucha y por sobre todo, te ayuda a escucharte, a encontrarte, a respetarte.

Entonces…. ¿porqué hacer terapia? Porque vale la pena invertir en tu salud emocional.
Hacer terapia es priorizarte, es tomar una decisión: querer cambiar el rumbo de tu vida. Eso que te molesta o te angustia perderá peso y podrás sentirte bien, ganar más seguridad y confianza en tu propio ser.

Dependiendo de tu compromiso y disponibilidad, en poco tiempo vas a empezar a ver resultados favorables. Eso que no te gusta, puede cambiar. Pensálo, evaluálo y por sobre todo; no te juzgues. Estar mejor es realmente posible.

Hacer terapia es una experiencia para toda la vida, es hacer click. Así le llamo yo, cuando un paciente logra entender desde otra perspectiva, lo que le está pasando y desde ese aprendizaje, logra manejar lo que le pasa.

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